El Hijo de Dios,
que ha asumido nuestra carne,
nos concede la posibilidad de esperar de verdad,
porque sabemos que Dios ha venido al mundo
y nos ama hasta donar Su vida por nosotros.
La certeza de Su presencia
done luz a nuestra mirada
y fuerza a nuestros pasos
para caminar en este mundo
como peregrinos de esperanza.
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“La esperanza ha entrado en el mundo
con la encarnación del Hijo de Dios.”
(Papa Francisco)
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