A través del desierto Dios nos guía a la libertad
Dios no se ha cansado de nosotros.
Comenzamos la Cuaresma, viviéndola como un tiempo fuerte en el cual su Palabra nos viene nuevamente dirigida:
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2).
Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado.
A diferencia del Faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos.
El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud.
(Papa Francisco, Mensaje para la Cuaresma 2024)
¡Buen camino!