Sor María Enriqueta Dominici, que fue Superiora General desde el 1861 hasta el momento de su muerte (1894), dio un nuevo impulso a la Familia Religiosa. Consolidó la espiritualidad sobre el camino de la intimidad trinitaria, y la abrió hacia el horizonte de la misión ad gentes

Madre Enriqueta deseaba fuertemente que Dios y Su amor fueran conocidos en todo el mundo, porque –pensaba- “es imposible conocerlo y no amarlo”. Por esto, en 1871 envió a las primeras misioneras a la India.

Presentes en primer lugar en Secunderabad, las hermanas se distribuyeron en diversos estados hindúes, y hoy nuestra misión en la India es la más grande.

En 1920 se abrió una comunidad en Suiza, ofreciendo su servicio a los inmigrantes y en 1952 hemos sido enviadas a los Estados Unidos, para realizar una labor de sensibilización y animación misionera.

En los años siguientes al Vaticano II, la presencia como Hermanas de Santa Ana, se extendió a muchos otros países: Brasil, México, Filipinas, Perú, Camerún, Argentina, Albania y Reino Unido.

En 1978, Madre Enriqueta Dominici, por el heroismo con el cual vivió los valores cristianos en la cotidianidad, fue proclamada Beata por el Papa Pablo VI.