Somos mujeres consagradas a la Iglesia, llamadas a ser instrumento de la Providencia para los niños y los pobres.

Nuestros Fundadores, Carlos Tancredi y Julia de Barolo, nos han puesto bajo la protección de Santa Ana, madre de la Virgen María, para dedicarnos, como ella, a las jóvenes generaciones.

Nuestra espiritualidad está centrada en el misterio de la Trinidad, que es misterio de Amor para la salvación de la humanidad: “Dios ha amado tanto el mundo que ha entregado a su Único Hijo, para que quien crea en Él no muera, sino que tenga la vida eterna” (Jn 3,16).

Este misterio llena toda nuestra vida: confiamos totalmente en la Providencia del Padre y, animadas por el Espíritu Santo, nos unimos al ofrecimiento del Hijo para la salvación del hombre. Así, con nuestra vida y nuestras acciones, continuamos la misión de Jesús en favor de la verdadera felicidad de los hermanos.